La inclusión pendiente: sentirse parte de ella. A raíz de una experiencia de investigación sobre alumnado sordo con implantes cocleares
Cuando Julia entró por primera vez en un aula de primaria, no fue el color de las paredes ni el bullicio de los compañeros y compañeras lo que más le impresionó. Fue el ruido. Un murmullo constante, mezclado con las voces de la maestra, los pasos en el pasillo y el sonido metálico de las sillas arrastrándose. Para la mayoría de las personas que habitan ese lugar, aquello era simple parte del paisaje cotidiano, de la tradición escolar. Para Julia, usuaria de un par de implantes cocleares (Cortés, 2024), era una barrera invisible que transformaba ese espacio en un muro que constantemente debía sortear.



